PUNTO Y. NO FINAL

muertos
después de la muerte
nos quedamos
dibujando un nuevo abrazo
nuevo en su virginidad paciente

vivos
al ver lo que no era la música
perteneciente a nuestro beso
y mientras
construimos el concepto
que comprende el estar ahí
nos morimos
hasta el amanecer

nunca la noche -en su implacable fulgor-
nos había hecho sentir
que creyendo estar
muertos

despertaríamos más de una vez.

FATE MOTIV

En mi piel resurge el musgo del atardecer. Será mejor que inyecte una ilusión de vértigo. Cuestionar la sinergia de los vientos. Prometí que lo haría, mas no he cesado de subir una escalera hecha de bucles (subirla no sin bajarla); ruego poder capturar un parpadeo para mantener la imagen de ese niño que fui, que dije ser. El clímax de ese muro que se erige repentino. ¿Qué establece el punto que ya no es aparte ni seguido? ¿Qué extraño juego es el que se reitera? Un choque de penumbras inmiscibles, cara del que observa la y su reflejo; no existe indulto, no me han llamado, no me expulsan. Será que al final de todo hasta los suelos se desintegran.

LA COSA “EN MÍ”

rasgo un trozo de cielo noche o día
extraigo gris ácida lluvia
araño un epitelio de vigilias
ahuyento vanidades combativas
quiebro mis ramas pútridas
rompo el espejo en que me miro
padezco de mareos clandestinos
descubro ser ese (casi) ignorado
ese ser ente sujeto cosa
la cosa incognoscible
cosa en mí.

LÍMITE

digo que un pulso vibrátil
recorre, escala, atraviesa,
mi columna vertebral
digo que el viento
articula paredes frente a mí
puedo acariciar un matiz de agua
sin sensación de ahogo
mas no vivo
en el lago o en el río
la tierra resquebraja el paso firme
digo que el sol se apaga
con candor desleal sobre mi vigilia sin interrupciones
unción de cielo en el silencio inerme
siento ese hilo evanescente
susurro eterno que mi mente pesca
derrape en el camino inacabado
digo...