EDENTIA
Semiorientados hacia una tierra remota
parpadean mis ojos,
avizoro entre nubes una flor, un fantasma sin rostro,
ciego tal vez me he vuelto,
embarazado de incógnitas esboza el firmamento
una sonrisa inmaculada
luciendo el sino de la más alta blancura;
tal el axioma que me envuelve es Edentia,
iridescentes átomos la visten de olvido y despertar,
narro de mil maneras esta historia,
camino hacia estrellas que ya fueron
pensando en las estrellas que serán
unificadas en tu Rostro;
vivo un rapto de nostalgia,
navego hacia una bahía receptora de miedos
que me engulle sin pausa... Soy mi propio temor.
Desde lejos arriba una pregunta:
Edentia,
¿tuya es ese alma gris que se desangra?
Si la respuesta es sí, procuraré tu alivio.
Si la respuesta es nula o simplemente no:
tal vez no existes y te he inventado.