V

Edificios de arquitectura deconstructivista exornan
una ciudad varada en perífrasis de opacas ideas,
morada de bohemios, culto a valses y tangos,
asimétrico delta de rápidos trenes y viejos tranvías.

Camino por sus calles emblemáticas,
doblo esquinas traslúcidas,
leo curvas de humo de gris marihuana,
en V hay un punto minúsculo y único: yo, el transeúnte.

Imprímese una trama divergente,
re-conozco el rostro impávido de Buster Keaton,
celebro anécdotas y chistes de los hermanos Marx,
identifico nuevos graffitis dadaístas,
abarco amaneceres en plazas y paseos,
sobrevive el deleite de retener en brazos a Vivien Leigh,
creo divisar el rostro esquivo de Thomas Pynchon.

V es abrir caminos por antonomasia,
caminos que quizás nunca se encuentren,
fuegos artificiales opulentos decoran noches álgidas
imitando las formas de Cygnus y Draco.

Antiqua telluris, agoniza en evocaciones.
Hacia una dirección, las ruinas.
Hacia otra dirección, metrópolis en ciernes.
Nostalgias guardaré de mi inconcluso exilio en V,
ciudad de reticencias.

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